Hemos atravesado un cambio. Hemos pasado de una era tradicional a un paradigma protagonizado por las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). Y lo hemos hecho juntos. ¿Cómo ha vivido el sector de la formación este cambio?
En España, los datos publicados en 2017 por el Ministerio de Educación mostraban que más de 122.000 alumnos cursaban y estudiaban Bachillerato y Formación Profesional sin asistir a clase. ¿Cómo es posible? Con el paso de los años, ha aumentado también el número de universidades no presenciales, como UDIMA, UOC, UNED, etc.
Es el reflejo de una sociedad que ha encontrado grandes oportunidades en el mundo online. Como consecuencia, la formación se ha sumergido en un mundo enlazado por completo con la ciberseguridad. Hasta hace pocos años, sufrir un hackeo era algo irrelevante para muchas empresas, pues ni siquiera contaban con plataformas online. Ahora, es una realidad ante la que deben protegerse.
Hoy queremos compartir contigo cómo podría realizarse una fuga de información en las empresas de formación.
¡Listo!
¿Qué es una fuga de datos?
En nuestro profundo objetivo de ayudar a las empresas, volvemos a aterrizar en el escenario de la fugacidad, pero esta vez lo hacemos en el terreno de la formación profesional. En palabras de expertos, “una fuga de información o de datos es el incidente que pone en poder de una persona ajena a la organización, información confidencial y que solo debería estar disponible para integrantes de la misma. Puede ser tanto interna como externa”.
4 maneras de sufrir una fuga de información
De entre todas las maneras posibles que existen de sufrir una brecha de seguridad, hay 6 que hoy queremos compartir contigo. Te las contamos.
- Extravío de dispositivos. Imagina que tienes tus datos almacenados fuera de las nubes. Por ejemplo, dentro del propio sistema. De repente, se te extravía el dispositivo. ¿Qué haces? ¿Eres consciente de que acabas de perder el lugar en el que integras el principal activo de tu trabajo? Y lo peor de todo es que no habría forma de recuperar estos datos.
- Uso de wifi público. Aunque pueda parecer una tontería, evitar este tipo de conexiones es clave para no sufrir robo de datos. Acceder a redes abiertas hace que cualquier extraño que esté igualmente conectado pueda acceder a la información personal.
- Suplantación de la identidad. Aunque parezca un daño lejano, todos podemos ser víctimas de este tipo de delitos. Para evitarlo es importante contar con contraseñas seguras capaces de garantizar la seguridad frente al acceso a nuestros sistemas, cuentas, etc.
- Hackeo. Miles de empresas sufren este tipo de incidentes cada año, perdiendo la calidad en su trabajo y dejando en tela de juicio la ciberseguridad. Si tus cuentas son hackeadas, la identidad digital de tu empresa se puede ir al traste en un abrir y cerrar de ojos.
- Utilización de herramientas poco seguras. Entendemos como tal aquellas herramientas que no garantizan la ciberseguridad en las empresas. Por el lado contrario encontramos las técnicas el cifrado y la lógica IRM, capaces de garantizar la máxima protección de los datos.
- Envío de un correo electrónico a la persona equivocada. Parece una acción muy simple, y es que en realidad lo es. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser muy graves. Imagina por un momento que ese correo tiene información sensible y el destinatario que lo ha recibido se sumerge en un mundo de malas intenciones.
¿Cuáles son los daños?
En los tiempos que corren, la pérdida del principal activo empresarial puede ser el mayor daño. Se corresponde con la información. El plagio, las multas económicas impuestas por el RGPD, la exposición de datos personales de un gran número de personas, y la pérdida de documentos importantes de nuestro negocio suelen ser los principales daños que sufren los cursos de formación. Por no hablar de cómo les afecta emocionalmente…
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